no hay poesía.

I

El mundo corre demasiado rápido, y me voy quedando dormido en cada estación, mientras todo lo que me rodea esta completamente enajenado, es una realidad tonta, absurda, que baila y disfruta mis canas, se ríe a carcajadas de mi actuar torpe y sin sentido.

A cada vaivén, el sonido desgarra mis oídos, y la música se pierde en un único aullido, triste y despiadado. Pero no soy la única alma que se derrite en lagrimas, miles de vientos, miles de sombras quemadas por ser brujas, miles de manos rotas y goteando sangre, escriben en clave sus pesares universales, y se llenan de odio, y manchan el mar, y pierde sentido, todo pierde sentido, por que ya la historia acabo, por que la ruleta nos abandono, y el mundo se ríe, nos dejo jugando mientras se cruza de brazos y se pierde.

El mundo jamás volverá, ni siquiera a ser el mismo, ni siquiera a ser algo, por que no volverá, lo perdimos en un estallido de odio descontrolado, de miseria, la misma que lloran sobre un papel, mientras queman los resquicios de nada, mientras abandonan su humanidad vomitada en una copa de licor, para aparentar la miseria, la miseria que en otros cuerpos existe y duele.

II

Si me alejo de la realidad, me retraigo en la oscuridad, frente a la ventana iluminada por un fondo lleno de colores, creo un mundo de diferencias, una eternidad dolorosa, estoy yo, la oscuridad, la distancia, la ventana y la eternidad. ¿pero qué hay detrás de esa iluminación?, sobre mi cuerpo, una materia espesa comienza a trabajar, crea ilusiones, imágenes, y comienza el abismo de la duda, el sentimiento terrorífico del no saber, la desesperación entra en juego, que vale mas la pena, ¿quedar con la duda, del que hay mas allá, de que es lo que muestra la luz?, o levantarse, correr y abrir par en par, la ventana, abstraerse en el asombro llenar los pulmones de la verdad, de esa que no existe, por que no hay verdad, por que nadie corre, por que la oscuridad nos cobija, y nos llena de nada, esa romántica atracción, ese deseo empedernido de ser polvo, de nacer, vivir y morir.

La ventana no nos espera, quizás ni siquiera tenga certeza de nuestra inmunda existencia, la ventana descansa en paz, mientras golpeamos nuestra cabeza contra un muro de lamentos vomitivos, la ventana se centra en sus meditaciones, vive su vida, la que nadie le ha regalado, muriendo la muerte que nadie le ha deseado, quizás la ventana no exista, por que no hay nombre, por que su trascendencia no llama la atención, y no hay tiempo, no hay ojos, no hay ventanas.

Esa oscuridad se comió a los hombres, vomitó maquinas, respiró humo, orinó sangre, limpió desperdicios, enloqueció, deliró, y se perdió.

III

Un proceso poco llamativo, se convirtió en desesperación, una llamarada de deseo se llevó mis sentidos, y mis ojos ven llorar, y mis ojos lloran, una mente desquiciada se consuela en el humo, y nadie se digna a mirar hacia atrás, ayudar al caido, levantarlo, limpiarlo, sacudirle el polvo.

ya no hay nada que tocar, por que perdí una humanidad de sentidos, ya no siento pena ni angustia, hay que reír como nunca nadie ha reído, llenarse la boca de dulces, morder sin temor a las caries. Ya no siento miedo al vació, ya me dejo llevar por el viento, por que no hay viento, por que no estoy aquí, y ni siquiera existo.